El enfado es la más seductora de las emociones negativas porque el monólogo interno que lo alienta proporciona argumentos convincentes para justificar el hecho de poder descargarlo sobre alguien. Al contrario de lo que ocurre en el caso de la melancolía, el enfado resulta energetizante e incluso euforizante.
Es muy posible que el poder persuasivo del enfado se explique el motivo por cual ciertos puntos de vistan se hallan tan difundidos, la gente piensa por ejemplo que la ira es ingobernable y que en todo caso no debiera ser controlada, o que una descarga de ella puede ser sumamente liberadora. Por el contrario, una investigación de la psicóloga Diane Tice nos sugiere que este tipo de actitudes habituales hacia el enfado, no solamente están equivocadas, sino que son francas supersticiones.
La cadena de pensamientos hostiles que alimentan al enfado nos proporciona una Leer más….